(...) Abundaba en los juicios por brujería y en los manuales de la Inquisición la idea de que en esos banquetes las brujas se daban al canibalismo y la fornicación con el demonio de la misma manera que ahora se relaciona la okupación con los narcopisos, la violencia y la inseguridad. El mito de los niños raptados con no sé qué fines macabros no es tampoco muy diferente al bulo tan repetido de que tras una semana de vacaciones puedes volver y encontrarte tu casa llena de violentos y piojosos okupas con malas pintas.
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