Furia, ardor y violencia. Así fueron las sorprendentes mujeres futuristas, una generación de artistas radicales y librepensadoras que levantó la bandera de la demolición absoluta. El futurismo de los inicios tenía un impulso utópico hacia una nueva forma de vivir y de entender la vida. «El arte, efectivamente, no puede ser más que violencia, crueldad e injusticia», sentenciaba el italiano Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944), fundador del futurismo. La poética marinet tiana se basaba en el valor, audacia y rebeldía, en destruir lo establecido.
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