Cuando se cumple un año de la entrada en prisión de los dos hijos menores de José María Ruiz-Mateos, su viuda pasa horas bajas removiendo amargos recuerdos del marido: frecuentes ataques de ira que temían la esposa y los vástagos; la humillación de estos por las broncas ante las visitas; la madre, autoexiliada en el sótano; viajes del padre sin decir adónde ni hasta cuándo; un año sin comer en la misma mesa; ni unas vacaciones juntos… y dolorosas dudas sobre su fidelidad.
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