Cuenta con las rocas más longevas de toda la Península Ibérica. Y con los acantilados más escarpados de Europa. Quizá son también de las formaciones rocosas más primitivas de la Tierra, junto a las de Terranova, Polonia y Australia, según aseguran los expertos. Las rocas que conforman el gallego cabo Ortegal (el segundo más septentrional de la Península) poseen un extraordinario valor geológico, morfológico, ornitológico y por supuesto paisajístico.
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