Estos de Ascel, que en la puta vida habrán parturiau una vaca, ni tenido que caminar entre la niebla buscando un xatu o un corderu, para encontrarse con los restos que dejó el lobo, no quieren que la gente que mamó el mundo rural tenga ahora poder de decisión para tratar de salvar una forma de vida que las administraciones han asfixiado durante décadas, entre otras cosas por hacer seguidismo del parecer de tantos colectivos como Ascel, integrados por los que quieren disfrutar los fines de semana, puentes y vacaciones de un parque temático.
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