Por ejemplo, Soarigami es una sencilla pieza plegable que promete terminar con una de las guerras más habituales, aunque silenciosas, que se dan a bordo de un avión: la que dos pasajeros en asientos contiguos libran sin cuartel por dominar el reposabrazos. A codazo limpio, aunque siempre con sutileza, raro es el que renuncia a una comodidad que en el mejor de los casos es relativa y que pierde el primero que se queda dormido.
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