Los filólogos no tienen clara la etimología de Santander, aunque una de las teorías que se barajan apunta a una curiosa evolución: ¿cómo de san Emeterio, patrón de la ciudad junto a su hermano san Celedonio, se deriva a la actual denominación de la localidad? Siga con nosotros el proceso: 'Portus Sanctorum Emeterii et Celedonii' evolucionó a 'Sancti Emetherii', que a su vez llevó a 'Sancti Emderri' hasta formar la voz 'Sanct Endere'. De ahí, la fonología se modificó hasta 'San Andero', que terminó por convertirse en 'Santendere'.
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