Volver a casa puede ser motivo de alegría, pero también de desconcierto absoluto. Qué gusto da volver a casa, a los códigos y los amigos de siempre, a las cañas y a las tapas, a cargar pilas y afectos... Realmente como en España no se vive ni se come ni se ríe en ningún lado, ya sabes, y estos días no tienen precio... o espera un momento.
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